martes, 18 de mayo de 2010

SAN MARTIN ENTRE LA NIEBLA







Por Ignacio Argudín Gutiérrez



Son las 5 de la mañana, hoy un día particularmente frio y ¿por qué no? Hoy es 23 de Diciembre, espero sentado en el hemiciclo a Juárez justo en el centro de San Andrés Tuxtla, las actividades cotidianas todavía no inician, reviso nuevamente mi mochila, llevo 3 litros de agua, 4 sándwich, y alguna golosina, algunos analgésicos, mi navaja y mi machete, y definitivamente mi cámara fotográfica.
A lo lejos veo el vehiculó que se acerca y sí, son los amigos que me contrataron para guiarlos hacia el cráter del volcán de San Martín ellos son de una importante editorial de la capital del estado quienes quieren conocer el lugar para hacer un articulo eco-turístico sobre nuestra región, ellos son Salvador quien es director de la revista turística, y Bulmaro el fotógrafo, después de presentarnos porque solo nos conocíamos por medio de la red iniciamos nuestro recorrido hacia nuestro destino, el titepel.
Mientras avanzábamos Salvador me comentó que aquí en nuestra región hay más de 300 conos volcánicos, y 7 volcanes activos y que el más importante y representativo resultaba ser el San Martín, por eso el interés en conocerlo, me cuentan de sus experiencias en la ascensión a otras cumbres mayores como son el Cofre de Perote y El Pico de Orizaba, al comentar que nuestro San Martin solo tenía 1680m. sobre el nivel del mar ellos sonrieron y comentaron que sería fácil, no obstante que su equipo era cuantioso traían varias cámaras fotográficas entre ellas una cámara 180º para tomas panorámicas, impresionante.
A esa hora está totalmente oscuro, subimos tomando la carretera al ejido Ruiz Cortinez, cuando tomamos la terracería las primeras luces del amanecer teñían de colores el horizonte contrastando con las intensas sombras de las montañas y los arboles, escenas que no podían pasar desapercibidas a nuestros visitantes quienes se dieron gusto accionando sus equipos fotográficos, pero hacia el Norte donde estaba nuestro objetivo apenas si se distinguía el volcán entre neblina y penumbra, avanzamos penosamente en el vehículo hasta donde fue posible, que ciertamente fue en el ultimo rancho, como un kilómetro antes del volcán el resto del trayecto lo recorrimos a pie.
Mis nuevos amigos no pudieron ocultar su decepción al contemplar la innegable, evidente y brutal deforestación, más aún las grandes extensiones de terrenos que ya son sólo pastizales donde debió ser selva, bosque, acahual. Solo algunas islas de vegetación muy separadas entre sí, una llovizna muy leve nos sorprendió justo en la selva baja justo a los pies de su señor San Martín, ya clareaba pero la neblina era tan espesa que casi se podía cortar más aún el frio era intenso pero la caminata nos hacía no sentirlo tanto, justo ahí en la entrada de la selva les di las últimas recomendaciones como fijarse muy bien donde pone las manos y donde pisan, atención absoluta que se convirtió en admiración al ver las dimensiones de los arboles que afortunadamente todavía existen en el volcán, un verdadero espectáculo las luz matinal cruzando por entre el dosel de los gigantes atravesando la neblina y la llovizna, imágenes dignas de postales.
Ajustando la fotometría de las cámaras por el alto contraste del lugar mis acompañantes y yo nos dimos a la tarea de capturar las imágenes de esos antiquísimos arboles, entre concierto de clarines y otras aves que hacían el ambiente único e inigualable, el entorno totalmente húmedo pero poco o casi nada de lodo en la vereda cubierta casi totalmente por hojarasca y por la vegetación ya que casi en esas fechas nadie sube por ahí.
Después de una larga caminata llegamos al segundo parador o “los tubos” lugar que se encuentra a la mitad del volcán donde acostumbro a descansar un poco antes de iniciar la escalada más dura ya que la inclinación de ahí en adelante es de más de 45º y les diré que desayunamos plácidamente, pregunte a mis acompañantes que como se sentían porque de ahí en adelante el terreno nos exigiría más, y sonrientes y entre bromas me contestaron que este era un volcancito y estaban muy bien.
Después de un gran esfuerzo físico que demandó la travesía siguiente llegamos al fin a la cresta, debo decir que la cima del volcán está cubierta por arboles un poco más pequeños pero que no permiten las panorámicas, pero eso no nos detuvo y encontramos un mirador hacia el norte justo en la orilla de un precipicio de más de 300 mts. Que delimita el tan ansiado cráter y que tiene una vista hermosa donde se distingue la línea costera y hacia abajo la laguna del majahual y toda las llanuras cañeras, desde aquí las demás elevaciones se ven ínfimas.
Después de bajar hacia el cráter tomar las fotografías del lugar y conocer el arrayanal mis amigos me confesaron, que estaban exhaustos y dieron sus respetos a nuestro enorme Titepel.
Debo reconocer que son unos profesionales y su artículo sobre el San Martín fue esplendido y fue publicado el mes de enero en la revista turística Ver Veracruz del grupo editorial AZ., Salvador me comento que tenían en proyecto visitar la sierra de Santa Martha y el San Martín Pajapan pero esa… será otra historia.