domingo, 17 de mayo de 2009

LA MAQUINA VIEJA










LA MAQUINA VIEJA
Por Ignacio Argudín Gutiérrez

Hoy es domingo, son las 9.00 a.m., hace un sol espléndido y he decidido visitar la Maquina Vieja, lugar casi olvidado por los habitantes de mi ciudad y, por lo tanto, desconocido para los turistas tanto nacionales como extranjeros que nos vistan.
Enfilo mis pasos hacia el boulevard 5 de febrero esquina Serapio Rendón. Sólo llevo mi cámara fotográfica y una botella de agua, ya que estas ruinas están muy cercas de San Andrés Tuxtla, de hecho la mancha urbana ya está a unos pasos de alcanzarla y absorberla.
Lo primero que alcanzo a ver son las nuevas obras hidráulicas que comprenden el saneamiento del arroyo el Tajalate, obra efectuada por el ayuntamiento de esta ciudad, e inicio el camino de terracería a orillas del río, las parcelas a mi lado están sembradas por flores y más flores, pero sobre todo por cebollas, por eso el nombre de la colonia “El Cebollal”.
Fue en 1840 cuando la fábrica de hilados y tejidos estaba en plena producción aprovechando el algodón que aquí se cultivaba. ¡Increíble! Nunca imaginé que en esta tierra se hubiese cultivado algodón, pero sí, así era, desafortunadamente como todos los proyectos que se emprenden en esta vida, algunos sobreviven, pero otros no.
La competencia de los más fuertes acabó con sus operaciones cerrando 20 años más tarde. La gente que tiene sus cultivos aquí aprovecha muy bien la generosidad del arroyo que corre por este lugar, ya que el agua circula entre sus siembras y estas corresponden con un crecimiento excepcional. Al fondo, después de caminar entre algunas pequeñas corrientes de agua y entre retoños de cebollas, se alcanza ver la gris construcción de grandes muros semi derruidos por el inclemente paso del tiempo, mientras más me acerco a ella me doy cuenta de lo espléndida que debió ser en sus años de gloria, ahora medio devorada por la vegetación, me apresto a capturar su alma con mi cámara fotográfica. Pero no sólo es esto una inerte construcción de fríos muros viejos, a su lado, a unos 10 metros de distancia, se encuentra a una cueva con una poza en su interior creada por el arroyo que corre aquí y se mira hacia el techo de la cueva se observará un agujero por donde cae el agua precipitándose hacia el interior de ella, hay múltiples saltos de agua y más pozas que invitan al visitante a refrescarse en esta agua tuxtlecas.
Tomando la vereda que cruza la construcción por un costado, subiendo por el camino real y a unos 50 mts de la construcción, se encuentra una cascada de unos 8 mts de alto, no muy grande, pero no por eso menos bella. Se logran apreciar viejos túneles que en otras épocas surtían de agua la fábrica y que ahora ya están secos.
Después de tomar la última foto, inicio mi camino de regreso reflexionando en la extensa riqueza ecológica e histórica que todavía poseemos aquí en nuestra hermosa región tuxtleca.








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